sábado, 18 de diciembre de 2010

Volver a los antiguos. Ruina, pérdida, Eliot, Borges.

Me refiero a las lecturas, a las fuentes: todo eso nos hace más libres, de verdad, a la hora de pensar y de escribir. Y cuantas más veces lo hagamos más modernos y posmodernos seremos, es decir, más clásicos, que, tal y como van las cosas, quiere decir más heterodoxos.
Fíjate en este poema terrible y desolado Jorge Luis Borges que atribuye a su heterónimo Abulcásim el Hadrami, en su supuesto Diván del siglo XII. El poeta argentino confiesa, en la cúspide de su poder, su fracaso personal, tema querido en él:

El círculo del cielo mide mi gloria,
las bibliotecas de Oriente se disputan mis versos,
los emires me buscan para llenarme de oro la boca,
los ángeles saben de memoria mi último zéjel.
Mis instrumentos de trabajo son la humillación y la angustia;
ojalá yo hubiera nacido muerto.
Ahora le damos la voz a Thomas Stearns Eliot.
Indeed, the one thing that time is ever sure to bring about is the loss: gain or compensation is almost always conceivable but never certain.
Y volviendo a mis queridos griegos, en este paseo, que sólo con ellos casi bastaría para acariciar esa libertad, me conformo con estas recomendaciones de Solón de Atenas:
Pon a tus palabras el sello del silencio, y al silencio el de la oportunidad
o
Cultiva el trato con los amigos. No te hagas de prisa con amigos; mas no te deshagas de prisa de los que tengas.