LOS COMENTARIOS

To the Happy Few: espero que estos comentarios y las otras ideas o divagaciones que siguen en la bitácora presente puedan ser de alguna utilidad a quien quiere seguir o ya está en este oficio o carrera de las letras, ya porque sea muy joven y no tenga a quién acudir, o ya porque no siendo joven de cuerpo sí lo sea de espíritu, y desee o considere que es adecuado, con toda llaneza, combatir de este modo que ofrezco el aburrimiento...

Las reglas de uso que propongo al usuario son simples: que tus comentarios busquen la contundencia de la piedra lanzada y suspendida en el aire, buscando allí afinar la idea.

Deseo también que estos pequeños dardos de este diario personal que aquí inicio sirvan como disparadero de ideas para otros proyectos ajenos destinados a otros espacios.

Por último, los diálogos que se produzcan los consideraré estrictamente privados. Y no es preciso poner punto final a los mismos, pues incluso los ya transitados pueden recrudecerse pasado un tiempo.

Catorce aforismos.

Catorce aforismos incandescentes. Texto de José Tono Martinez e ilustraciones de Elenio Pico. Publicado en Buenos Aires, en la serie "Colorin Buc". Editado por La Comuna del Lápiz Japonés. 1999.

Lo mejor del español es que no tiene una raza o una etnia predominante o que las tiene casi todas, como el can do palleiro gallego o el lignero argentino. De ahí la sucesiva importancia de la madre, del culto mariano o de la insistencia en el apellido materno. 


La vida es como la milicia, que no es parte de la vida. Los que no ascienden se retiran pronto.
La suerte, para que lo sea de verdad, debe ser arbitraria e inmerecida. Una suerte merecida o, peor aún, buscada, no es tal, es retribución o venganza, según los casos. Por la marera de hacerse presente no puede haber diferencia entre la buena y la mala suerte.
La belleza perfecta no puede ser consciente de sí misma. La íntima cualidad de la belleza es psicológica y consiste en la virtud de no saber reconocerse y, por tanto, de no poder auto-contemplarse. Es ese desconocimiento lo que engendra lo que podemos llamar la naturaleza arbitraria de la bondad, cualidad superior de la propia belleza. 

Ninguna estatua o reproducción alcanzará jamás la belleza perfecta. La belleza perfecta debe siempre poder encarnarse de modo que se cumpla su condición insoslayable de caducidad. Dicha caducidad es fruto de su máximo esplendor, puesto que necesita un tiempo, el de derramarse y darse y así perderse.

¿Puede ser impertinente la belleza? Sí, pero es muy probable que seamos primero nosotros los que con nuestra impertinencia provoquemos la impertinencia de la belleza, que en cualquier caso será siempre excusable.

El uso de la coma, o parar y no llegar en el momento esperado, define el tema mucho más de lo que uno cree.

Los hijos del incesto son buenos con la aritmética.

Llevaba tantos apellidos ilustres que su nombre era un viaje por la historia del país. No caigamos en la frivolidad de decir que el viaje no merecía la pena.

Cada edad tiene su belleza del mismo modo que cada plato de cocina su momento de punto. Es por eso que la belleza en la juventud precisa de poco aliño pues ya lleva su propio olor, o de poca ropa, pues siempre disculparemos mejor la escasez indumentaria de quien nos complace a la vista. 

¿Por qué repetirán los clásicos que los cojos han de ser resentidos?

Se dice con más frecuencia: es mejor dejar a los hombres por lo que no son que no tomarlos por lo que son.

Los pueblos sin originalidad se conocen en los deltas: siguen a los grandes ríos. Claro que lo que les falta de originalidad les sobra de sentido común.


Lo peor del español se manifiesta cuando se pone en el lugar del otro bajo el antifaz del consejero desinteresado, del amigo o conocido más o menos fiel que invita al atribulado interlocutor a seguir un rumbo que jamás él por sí transitaría. Pero este cinismo tiene una ventaja. Pues los consejos del español, por su propensión al quijotismo de barra y a la euforia mística, son escuela excelente de porrazos en la vida y en este sentido invitaciones a la supervivencia colectiva. Y por eso, también, España produce malos burgueses y buenos artistas.