LOS COMENTARIOS

To the Happy Few: espero que estos comentarios y las otras ideas o divagaciones que siguen en la bitácora presente puedan ser de alguna utilidad a quien quiere seguir o ya está en este oficio o carrera de las letras, ya porque sea muy joven y no tenga a quién acudir, o ya porque no siendo joven de cuerpo sí lo sea de espíritu, y desee o considere que es adecuado, con toda llaneza, combatir de este modo que ofrezco el aburrimiento...

Las reglas de uso que propongo al usuario son simples: que tus comentarios busquen la contundencia de la piedra lanzada y suspendida en el aire, buscando allí afinar la idea.

Deseo también que estos pequeños dardos de este diario personal que aquí inicio sirvan como disparadero de ideas para otros proyectos ajenos destinados a otros espacios.

Por último, los diálogos que se produzcan los consideraré estrictamente privados. Y no es preciso poner punto final a los mismos, pues incluso los ya transitados pueden recrudecerse pasado un tiempo.

lunes, 4 de octubre de 2010

La Nacionalidad, según Luis Cernuda.

Dice Luis Cernuda:

“Sí, soy español, lo soy
a la manera de aquellos que no pueden
ser otra cosa: y entre todas las cargas
que, al nacer yo, el destino pusiera
sobre mí, ha sido esa la más dura.
No he cambiado de tierra,
porque no es posible a quien su lengua une,
hasta la muerte, al menester de poesía”.
                                   (Peregrino. Desolación de la Quimera, 1962).

Viene siempre bien hacer una reflexión sobre esto y sobre nuestra relación con nuestra lengua, con la de cada uno. Cernuda se encontraba en el exilio. Pero él habla de otra tierra, que es la del menester (lo necesario), la del oficio de poeta. De modo que su lengua y su nación vienen a coincidir casi o a ser lo mismo. Pero al tiempo nos habla de destino. La literatura es un destino, es algo que uno no parece haber elegido, sino que lo elige a uno. En este sentido, nos deberíamos preguntar siquiera si este oficio puede ser enseñado.

3 comentarios:

  1. Languages have never mattered. I confused them with voices and stories that surrounded my life. Perhaps people who were not granted voices in life have to try them out on paper. Or just need space and time to hear their own voice, unlike us, who reinforced our identity living around the world, endangering it. Now it’s time for us to start: “I am from nowhere, in pretty much the same way of those who cannot be otherwise... and of the burdens...that has been the hardest.”(?)

    ResponderEliminar
  2. Bueno, Swatchka, lo de que las lenguas no importan no lo tengo tan claro. Es un viejo tema que atraviesa todo tipo de estudios. Hay quien piensa que una lengua es en sí un intrumento que carga una propia manera de ver el mundo. Una visión tan radical como esta que menciono impediría que se pudiera traducir con propiedad, sobre todo entre idiomas distantes. Este es una tema que apasionó a Borges y a Steiner. Por otro lado, y como es obvio que aunque perdamos cosas la traducción o la traición, para repetir la conocida broma, es posible, el resultado del trasvase de una lengua a otra vendría ser el común denominador, lo que queda, lo esencial. Por tanto, traducir sería como buscar el elemento común entra una cultura y otra, entre una persona y otra.
    En cuanto al fondo de lo que me dices, no sé si te comprendo bien, sobre todo lo que dices acerca de “reforzar nuestra identidad” poniendo el mundo en peligro.
    Yo creo que un escritor es un hacedor, un creador, que a partir de su propia voz, honesta y sincera, construye otro mundo. Quizá deberías preguntarte acerca de esas voces y esas historias que han rodeado tu vida. ¿Cual sería la mejor manera de darles vida propia, para que crezcan y se independicen de ti? Porque escribir es también un ejercicio de distancia, de distanciamiento de uno mismo, y en el momento en el que hacemos esto, es como si un personaje, un otro-yo, se apoderase de nosotros y nos obligase a decir ciertas cosas de otra manera...

    ResponderEliminar
  3. (Oh my friend, not even I in my wildest, strongest days did I believe I could endanger their world. The ‘it’ of my previous answer refers to our identity, not to the world. I apologize for my lack of precision. Should have written “endagered our identiy or not”. Also, now that I have more space I can add....One can use a nationality as an identity when one is abroad or endanger their individual one by just being a person.)

    At this point I doubt they have ever taken me over as I wrote my story but neither have happened to me for many years now. I’m afraid the short answer is that I’ve never created a character long enough for it to take control or if it has I don’t remember its having done so.The latest stories I have written were stories that had been told to me. Irish folk tales begin: ”Once upon a time. It was neither your time nor mine. but it was someone’s time and so it was told to me.” If one has to distance oneself how can one write about what you know?[1]


    I feel like answering “nihil humanum aliena est” but that’s just the beginning. My aim perhaps had been to make characters more real, closer, to show how moments become important in time, for example. Perhaps I’m more worried about how events evolve. My own writing was a quest for proximity, wanting what was foreign to seem closer, to share a joy and an interest in our existence and in being alive.

    To write from a distance one can always resort to academic writing.


    [1] Sorry, I’m not going into San Manuel Bueno Martir y aburrido ;)9

    ResponderEliminar