LOS COMENTARIOS

To the Happy Few: espero que estos comentarios y las otras ideas o divagaciones que siguen en la bitácora presente puedan ser de alguna utilidad a quien quiere seguir o ya está en este oficio o carrera de las letras, ya porque sea muy joven y no tenga a quién acudir, o ya porque no siendo joven de cuerpo sí lo sea de espíritu, y desee o considere que es adecuado, con toda llaneza, combatir de este modo que ofrezco el aburrimiento...

Las reglas de uso que propongo al usuario son simples: que tus comentarios busquen la contundencia de la piedra lanzada y suspendida en el aire, buscando allí afinar la idea.

Deseo también que estos pequeños dardos de este diario personal que aquí inicio sirvan como disparadero de ideas para otros proyectos ajenos destinados a otros espacios.

Por último, los diálogos que se produzcan los consideraré estrictamente privados. Y no es preciso poner punto final a los mismos, pues incluso los ya transitados pueden recrudecerse pasado un tiempo.

martes, 16 de noviembre de 2010

La vanidad. Simpson, Borges.

Máximo Simpson, el poeta argentino, me decía durante una visita a Madrid de hace pocos años que la vanidad es una falta de perspectiva, o que procede de ella. El poeta se halla al final de su periplo vital, recorriendo Europa. Y supongo que ese es el tipo de pensamiento estoico que mejor nos ayuda a enfrentar esos últimos años. Confrontados con la muerte, la nuestra, la de nuestra especie, la de cualquier civilización, la vanidad por el nombre o la de la carrera literaria pierde todo su sentido.
Pero no es menos cierto que ante una perspectiva tan vasta como la planteada por el poeta todo pierde su sentido. Hasta la vida. El extremo de ese argumento reflexivo es el que conduce el ideal del renunciante, del sadhu hindú o del eremita cristiano. En el caso del pensamiento hindú tradicional, las grandes edades cosmológicas concebidas como emanaciones del aliento de Brahmá hacen palidecer cualquiera de nuestras empresas. Y es que el pensamiento humano se conjuga en una escala inferior, y en este averno está su grandeza. Y es así que la falta absoluta de vanidad conduciría sin duda a la parálisis a la ataraxia de los místicos. Los sabían muy bien griegos y romanos, que buscaban la gloria que quedase en la memoria de los seres humanos, para de esa manera medirse con los dioses.
Me recuerda esto el conocido homenaje que Jorge Luis Borges dedica a un capitán de los ejércitos de Cromwell, sin duda inspirado por el diálogo que el divino Krishná y el joven auriga Arjuna sostienen en el Bhagavad Gita, sobre el carro, antes de la batalla:
Capitán, los afanes son engaños,
vano el arnés y vana la porfía
del hombre, cuyo término es un día; 
todo ha concluido hace ya muchos años. 
El hierro que ha de herirte se ha herrumbrado; 
estás (como nosotros) condenado.
 Es interesante aquí señalar un detalle que nos distrae de la nota, pero que es lo que hace que el poema sea argentino. Krishná hubiera dicho: "estás (como nosotros) liberado". Pero esto es inconcebible para un porteño.

2 comentarios:

  1. Swatchka dijo: At some stage I was told that a research group was looking for universal literary subjects that were shared by all cultures. The example quoted was that of the lovers saying goodbye at dawn. Love and death are probably universal subjects. The banalities and vanities of life must among them also. The subject of vanity and its uselessness is a classic as we studied Manrique’s Coplas or in Shelley’s Ozymandias:
    “And on the pedestal these words appear:
    "My name is Ozymandias, king of kings:
    Look on my works, ye Mighty, and despair!"
    Nothing beside remains. Round the decay
    Of that colossal wreck, boundless and bare
    The lone and level sands stretch far away.[1]”
    I think Simpson’s thoughts are quite accurate and well put, our perspective is highly influenced or coloured by where we are at, as you say. Lack of perspective, like ignorance, belongs in the best of cases to youth. Vanity is part of the joy of being alive, the rejoicing of beauty, possessions and of oneself etc. Look at these synonyms of vanity from the Oxford Thesaurus: CONCEIT, conceitedness, self-conceit, narcissism, self-love, self-admiration, self-regard, self-absorption, self-obsession, self-centredness, egotism, egoism, egocentrism, egomania, pride, haughtiness, arrogance, boastfulness, swagger, imperiousness, cockiness, pretension, affectation, airs, show, ostentation; poetic/literary vainglory, braggadocio.
    But of course we must realize that this is written by a woman whose bathroom has been described as “an anti-wrinkle lab” to a man who used to keep his room cold so he could study better, and I’m talking winter cold, not cool spring chill.

    We are slowly getting back into whether things make sense. Since Faulkner and Joyce (and others who have gone from my memory into a box in my attic) reality has been reproduced in fragments. Such have been the ways of our elders. They left us *senseless. But then again life doesn’t make sense, that’s what so terribly poetic and tragic about it. Yet we must have some sort of expectation and continuity that allow us to be amused, surprised, touched, angry, pained, in other words to react to life and to narrate. Those expectations must give us some sense of what we expect and what breaks those expectations.
    (Suddenly it’s after midnight. I’m going to look for something easier in this blog to write about), good night my waste of time

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  2. Querida Swatchka:
    muy hermoso el poema de Shelley, al igual que tu comentario. No estoy tan seguro de que mi estrategia de mantener mi cuarto helado fuese más un antídoto para evitar que nadie entrase y me dejasen en soledad como una cura contra la vanidad. En mi familia eso tenía algo de mito: la idea del futuro escritor leyendo poemas en medio casi de la nieve. Yo creo que tenía que ver también con mi fobía a los espacios cerrados y a la falta de aire. De hecho esa era la pregunta que le hacía a mi madre exactamente todas las noches, cuanto tenía siete o ocho años: ¿tendremos aire? Estaba obsesionado con que nos quedásemos sin aire. Creo que también tenía que ver con un tipo de alergia asmática que entonces no estaba bien diagnosticada.
    Con todo, admito que algo del mito puede ser cierto. Al fin y al cabo siempre me atrajo la idea del monacato laico, con lo que ello implica de austeridad, de contención, de imperturbabilidad incluso ante los elementos de la natutraleza, y el frío es uno de ellos.
    En cuanto a lo que podemos esperar de la vida, tienes razón en tu nota. Y aún así, hay algo que atañe al deber, al sentido del deber. Sobre ello trataré de elaborar otra futura nota.

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