LOS COMENTARIOS

To the Happy Few: espero que estos comentarios y las otras ideas o divagaciones que siguen en la bitácora presente puedan ser de alguna utilidad a quien quiere seguir o ya está en este oficio o carrera de las letras, ya porque sea muy joven y no tenga a quién acudir, o ya porque no siendo joven de cuerpo sí lo sea de espíritu, y desee o considere que es adecuado, con toda llaneza, combatir de este modo que ofrezco el aburrimiento...

Las reglas de uso que propongo al usuario son simples: que tus comentarios busquen la contundencia de la piedra lanzada y suspendida en el aire, buscando allí afinar la idea.

Deseo también que estos pequeños dardos de este diario personal que aquí inicio sirvan como disparadero de ideas para otros proyectos ajenos destinados a otros espacios.

Por último, los diálogos que se produzcan los consideraré estrictamente privados. Y no es preciso poner punto final a los mismos, pues incluso los ya transitados pueden recrudecerse pasado un tiempo.

viernes, 10 de abril de 2020

Diario de la peste (9, 5 de abril. La rabia, un juguete)

La rabia, un juguete
“Encerrados con un solo juguete”, nos han dejado, rotos, en una guerra que ahora es mundial. Nuestro juguete es la rabia. Y espero que la venganza de esta juventud enclaustrada sea poderosa, aún más que lo que vimos en 2008. Porque de aquí saldrán escritor@s, y artistas, y pensador@s, y todo aquello que el sistema autoritario detesta. Otro Juan Marsé que lo cuente. U otra. Porque el encuentro con uno mismo es escuela de disidencia, no en vano los antiguos profetas y sabios, para pensar, se imponían una cuarentena voluntaria. Cuántas veces las enfermedades de infancia no han dado luego buenos músicos o poetas. Pero ahora la enfermedad es colectiva, social. Por eso necesitamos muchos ciudadanos-poetas de ahora para el tiempo que viene, poetas-ciudadanos no complacientes, poetas íntimos y sinceros que nos canten lo que sentimos.
Y lo que queremos. Como Luis Eduardo Aute, que acaba de morir hoy, sin causa confirmada pero imaginable, dado su estado delicado. Ha caído junto a otros cientos y cientos de coronados, como cada día. Tuve la suerte de tratarlo algo en los 80 y colaboró en nuestra Luna de Madrid. Recuerdo algunas cenas en el Café Latino de Madrid. Recuerdo que recité con él en un homenaje a José Bergamín, en la Autónoma de Madrid. Recuerdo una achispada conversación en un tren, el de la Fresa, invitados con muchos amigos para promocionarlo. En Aranjuez nos esperaba un espectáculo del coreógrafo Lindsay Kemp, fallecido hace dos años . Aute. Pintor notable, poeta cantor, apóstol de la lentitud. Todo lo contrario del artista vedette. Un auténtico hombre honesto, solidario siempre. Que la tierra le sea leve, que les sea leve a todos los que se están yendo sin despedidas. Que le sea también leve a Kemp.
Los chinos celebraron ayer su día de los difuntos, el llamado Festival de Qing Ming, “día en el que se barren las tumbas”, y se quema incienso en honor de los antepasados. Estamos con ellos, con sus muertos mal despedidos, mostrando toda nuestra solidaridad con esa cultura milenaria que nos ha dado, por tender un arco, a Lao-Tse y su Tao Te-king, Confucio y sus Analectas, a Li-Po y el Libro de las Odas (Shih Ching) y, en nuestro tiempo, a Ai Weiwei.
Pero muy poca podemos mostrar con su gobierno. Si queremos que algo cambie tenemos que aprender a decir las cosas por su nombre. Los que los chinos tienen que hacer es no sólo barrer las tumbas, sino barrer a sus líderes, que encabezan una dictadura fascista con iconografía leninista que persiguió a los primeros médicos que quisieron alertarnos de lo que estaba pasando en Wuhan. ¿Dónde está la gran conferencia internacional que tenían que haber convocado para advertirnos de la magnitud del desastre, y de lo que era el Covid-19? Silencio, tapar, callar. Ahora, sus gestos de enviarnos un flete de mascarillas, al tiempo que nos venden materiales sanitarios por valor de cientos de millones, nos dejan fríos: pura propaganda política de un gobierno que mantiene a Tíbet esclavizado. Si queremos un nuevo tiempo, tenemos que decir las cosas de acuerdo con ese nuevo tiempo. Hoy, Ai Weiwei las dice con claridad, en un artículo en El País: “Si este desastre pudo expandirse, se debe en gran parte a que se ocultó la verdad”.
Pero la experiencia que estamos viviendo, aun siendo extrema, no siempre es prometedora. Los tiburones de la bolsa, los expertos en negocios de las empresas multinacionales de asesoría internacional ya están oliendo la sangre, y apuestan por lo que ellos llaman “un gran rebote” en otoño. Son los mismos bandidos que bendijeron los productos tóxicos bancarios, las acciones preferentes de Bankia, las hipotecas multidivisa, los swaps o derivados financieros y todas esas mandangas que les colaron a los ahorradores en la anterior crisis. Pero ellos ahora apuestan por “un gran rebote”. Es decir, los muertos al hoyo y los vivos al gran bollo. 
Parar, sí, desde luego que hemos parado. Un frenazo en seco. Y ahora se ve también que tantas cosas son prescindibles, hasta las mascarillas de un solo día, esas que se disputan a golpe de chequera los gobiernos, en los aeropuertos, se pueden lavar y reciclar. Cuando termine la Tercera Guerra Mundial se impone una moratoria contra el consumo masivo, contra el turismo masivo. Y por fin una vindicación de la lentitud, del Movimiento Slow, y de la necesidad de salir con otros modelos compatibles con un mundo creativo e inteligente, vinculado al respeto hacia la Madre tierra y a los otros seres vivos, y que busque establecer nuevos cánones de relación de la vida ciudadana, entre las personas, para las personas. 
Tal vez tendremos que repartir el trabajo, para que otros trabajen, establecer relaciones intercomunitarias, horizontales, que revinculen a unos ciudadanos con otros y nos presenten modelos alternativos, pautas culturales no autoritarias ni patriarcales, conservacionistas y relacionadas con el ideario de movimientos por el decrecimiento o por la lentitud, que acabo de mencionar. Hay que oponerse al dogma del crecimiento del PIB como modelo. Pero ¿para cambiar esto?, ¿vamos a recurrir al oligopolio de los asesores de siempre, los Deloitte, PwC, EY y KPMG, esas empresas de una City que ya, fuera de la Europa Comunitaria, van a sentirse con las manos más libres que nunca?
El Gobierno nuestro, zarandeado por una oposición implacable, sigue haciendo proclamas; llamadas a la resistencia en ruedas de prensa donde no se puede repreguntar, y sin aclararnos por qué no se ordena ya que todo el mundo se ponga de una vez por todas una mascarilla en la boca, como hizo Checoslovaquia. No tenían tampoco, pero se has hicieron en casa, cada uno la suya. Eso es mejor que nada. Menos dinero para los estraperlistas de productos sanitarios. 
El escrutinio es bueno. Necesitamos cifras concretas, más test y transparencia. Nos pesa la tradición escolástica y retórica. Escuchas hoy al ministro de salud inglés. ¡Y mira que lo ha hecho mal el señor Johnson! Apelaciones para defender el NHS, el sistema de salud, sí, pero sobre todo cifras, muchas cifras, esquemas, predicciones, sin ambages ni temor a la verdad. El otro día dijeron que por debajo de 20.000 muertos la pandemia sería un éxito. Hoy les dice que se han realizado 80.000 test, de los cuales el 50% positivos. Le repreguntan, allí se puede, no como aquí, que vamos “a la china” en esto, si será necesario poner medidas policiales para que la gente cumpla el confinamiento. Dice, no, confiamos en la gente. En las ruedas de Downing Street no se ve ni un policía, ni un militar. En fin, yo creo que al final conoceremos los datos por el triste conteo del registro civil. De Lissie ¿qué se sabe hoy? La verdad, un poco enfadada. Toca baño dominical. Y hay que perseguirla para meterla en la bañera, como cuando yo tenía 10 años.
Termino. Para Aute, y para todos los que se están yendo, dedico estos “Epitafios para un cementerio en la bahía de Kioni”. Los compuse en Ítaca, donde solía veranear, en la vida de antes, y pertenecen al libro inédito “Los otros nombres de Grecia”. Son tres, a modo de haikai:  

“No te detengas aquí más de lo necesario.
Ya tendrás tiempo
de aburrirte”.

“Viaja.
Viaja,
mientras puedas”.

“Sé rápido y parte muy lejos.
El camino hasta aquí
sabrá encontrarte”.

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