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To the Happy Few: espero que estos comentarios y las otras ideas o divagaciones que siguen en la bitácora presente puedan ser de alguna utilidad a quien quiere seguir o ya está en este oficio o carrera de las letras, ya porque sea muy joven y no tenga a quién acudir, o ya porque no siendo joven de cuerpo sí lo sea de espíritu, y desee o considere que es adecuado, con toda llaneza, combatir de este modo que ofrezco el aburrimiento...

Las reglas de uso que propongo al usuario son simples: que tus comentarios busquen la contundencia de la piedra lanzada y suspendida en el aire, buscando allí afinar la idea.

Deseo también que estos pequeños dardos de este diario personal que aquí inicio sirvan como disparadero de ideas para otros proyectos ajenos destinados a otros espacios.

Por último, los diálogos que se produzcan los consideraré estrictamente privados. Y no es preciso poner punto final a los mismos, pues incluso los ya transitados pueden recrudecerse pasado un tiempo.

sábado, 24 de abril de 2021

El Anillo de Giges. Las peregrinaciones heterodoxas por Santiago

Confieso abiertamente que uno de los propósitos de este nuevo libro es el de remitificar y fortalecer el mito del Camino de Santiago, y los mitos circulantes y concomitantes que rondan los senderos y las trochas del Camino, devolviendo algo de “chispa” a la exégesis un tanto triste o casposa que se nos ofrece a diario sobre este conjunto de mitos que forma lo que he llamado en otra parte el árbol mitológico de Santiago. Y chispa es algo que bien casa con quien fue apodado Hijo del Trueno. En este libro, y a diferencia de anteriores incursiones en esta materia fundamental y que tanto me toca de cerca, el eje de mi pesquisa gira en torno a cierta clase de peregrinos, protagonistas concretos de este largo viaje, como diría Jorge Semprún, que no sabemos dónde comienza. Es cierto que no desdeño otras conexiones, pues el Árbol de Santiago es frondoso y conserva también muchas y profundas raíces, y se hace tarea complicada enderezar una rama sin remover el muérdago que la cubre y que la liga a otra vecina

Quiero preguntarme un poco por sus vicisitudes, imaginar el sentido vital que les trajo hasta estas extremas tierras y, por analogía y como coda final, puesto que este libro es necesariamente de nuestro tiempo, también hablo o extraigo alguna conclusión acerca de los peregrinos de hoy, y de sus distintas sensibilidades. En todo caso, no hace falta tal vez insistir en ello, todo libro es del tiempo de uno mismo, incluso cuando se habla del pasado, incluso cuando se escribe novela histórica. Igualmente, y aun siendo tarea complicada, he querido presentar o sugerir el peregrinaje de los otros peregrinos, que también los había, y a los que me resisto a llamar heterodoxos o apocalípticos, pero sirva esta ligera distorsión de la metáfora del maestro Umberto Eco para entendernos, y para destacar a aquellos respecto del caudal referencial de los integrados. Pues Eco, en su El Nombre de la Rosa, está muy cerca de nosotros en algunas de las cosas que se dicen aquí. Ahí está sin ir muy lejos su Alcuino de York, el joven que vendría a fundar la Escuela Palatina de Carlomagno, en Aquisgrán, y sobre cuyas encendidas cartas de heterodoxo amor algo diremos, siendo como es Alcuino parte de esta historia, merced a sus polémicas con los adopcionistas españoles, y a su decidido apoyo a Beato de Liébana.

Al centrarme o mirar hacia otros peregrinos ya declaro el segundo propósito de este libro, junto con el de la remitificación aludida. Y es que, de este modo, o con este remirar, he querido alejarme de la imagen un tanto edulcorada o blanda que afectan las descripciones corrientes del peregrino antiguo (y a veces del moderno) en cuanto ser piadoso, y figura fervorosa por el solo y mismo hecho de peregrinar. Tras Hijos delTrueno, Mitos y símbolos en el Caminos de Santiago, que me fue generosamente prologado por Carlos García Gual, con dos ediciones en Evohé, culmino aquí cuatro años de investigación en un ensayo que rechaza la imagen edulcorada del peregrino antiguo en cuanto ser piadoso y santo.

En el Anillo comparecen los peregrinos olvidados: las peregrinas, pues «toda mujer que peregrina es una rebelde», las beguinas de Hildegarda de Bingen, las brujas y las hechiceras, depositarias del saber antiguo. Y otros grupos invisibilizados por la historia ejemplarizante del peregrino medieval: los chicos y jóvenes, los mendigos y los peregrinos del precariado, y los peregrinos gays.

El Anillo de Giges dedica una importante sección a los heterodoxos y los alquimistas, centrándose, entre otros, en Arnau de Vilanova, Raymundo Lulio y Nicolás Flamel, intérpretes del Cuerpo Hermético y buscadores de la Quintaesencia.

El anillo de Giges, homenaje a Valle-Inclán y a J. R. R. Tolkien y a la tradición del anillo, tiene la suerte de aparecer en el marco del Año Jacobeo 2021. Ojalá esta obra devuelva algo de chispa a la exégesis un tanto triste que se nos suele proponer, reconectando el Camino con las primitivas tradiciones paganas, celta y cristianas. 

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